Desde pequeños nos enseñan que el cepillado y no comer dulces es fundamental para que mantengamos una buena higiene bucal, dientes fuertes y sanos. Cuando se adquieren nuevas responsabilidades familiares, estos son los mismos consejos que traspasamos a los niños y es que no se trata de un mito ni algo por el estilo, mantener una boca sana es la base para una buena presentación personal.
No por nada dicen que nuestra sonrisa es la primera carta de presentación, una boca sana es la clave para causar una buena primera impresión y eso no hay quien lo discuta.
La limpieza dental diaria es lo más importante, de esta manera se evita la acumulación de bacterias y la generación de placa bacteriana que a la larga puede ocasionar enfermedades periodontales que podría incluso derivar en la pérdida de piezas dentales.
El cepillado
Este es el primer y más importante consejo, los dientes se deben cepillar a diario, y como mínimo dos veces al día, aunque lo ideal es que sea luego de cada comida y antes de irse a la cama. El cepillado de la noche, ante de dormir, es uno de los más importantes ya que la boca estará cerrada por muchas horas y eso es un ambiente propicio para la generación de bacterias.
El cepillado debe realizarse lentamente con movimientos elípticos poniendo especial énfasis en las encías y molares ya que son los de más difícil acceso. En la parte frontal se deben realizar movimiento de arriba a abajo, y viceversa. Para finalizar es importante usar las cerdas del cepillo para limpiar la lengua de atrás hacia adelante para eliminar las bacterias, principales causantes del mal olor.
Visita al dentista
El profesional de la salud bucal es uno de los más temidos, cuando niños. Sin embargo las visitas a este profesional deben ser una constante en nuestra vida y entre esas visitas se debe realizar al menos una limpieza dental al año.
Visitando dos veces al año al dentista se pueden evitar serios problemas ya que las infecciones, malformaciones y caries se pueden detectar a tiempo y tratarse de modo que no afecte al resto de las piezas dentales.
Masticar chicle
Los dulces son el enemigo número uno de los dientes, sin embargo el masticar chicle (sin azúcar) ayuda a mantener limpia la zona entre dientes y eliminar las bacterias Además, promueve la generación de saliva, que contiene calcio y fosfato, con este “lavado” se endurece el esmalte de los dientes tras el contacto directo con la comida.
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